Hace poco hablaba de lo afortunado que me siento de estar rodeado de grandes deportistas y personas. Pues bien...creo que algunas de estas personas no son conscientes de cuánto aportan al resto de gente que les rodea, fuera del agua, en ella...son capaces de hacer que tu día cambie tan solo con estar, mola.
Tengo un amigo que le pasa eso, no es consciente de el papel que juega en mi día a día, lo conocí dos años atrás, típico chico que cambia de ciudad, de club y algo tímido...que terminó por ser uno de mis mejores amigos. Cuando pasas tantas horas al día con una persona, vives tantos tipos de situaciones y aprendes a ganar, perder, caer y levantarte que la amistad crece a una velocidad vertiginosa, con una fuerza fuera de lo común,y esto es lo que nos ha pasado.
Una persona que cuando te ve saluda cada día como si hiciese meses que no nos viésemos, que cuando más lo necesitas te saca una sonrisa, que cuando lo necesita cuenta contigo, que respeta a las personas, que no miente, que dice las cosas tal y como las piensa, que se equivoca, que rectifica, que aguanta el dolor y que en momentos en los que la opción fácil era tirar la toalla, no solo no lo hizo, sino que le echó más coraje a su vida y siguió reventando el agua.
A veces, cuando compite, no obtiene los resultados que espera, que merece...son pocas, pero le afecta, es normal, nada muchas horas cada día como para no hacerlo bien, yo siempre le digo lo mismo, no te preocupes, no tienes que demostrarte nada a ti ni a nadie, eres un ejemplo para todos.
Y es que es así, imprescindible.
Se llama Salva Parra, es nadador, es una gran persona y tengo la suerte de contar con el en mi equipo.
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