Hace unas semanas, una de las niñas a las que entrené hace dos temporadas, al acabar el entreno estaba llorando, le pregunté que qué le pasaba, esta fue nuestra conversación:
-¿Qué te pasa?
-Nada, quiero dejar de nadar.
-¿A sí? ¿Y eso?
-Quiero ser una persona normal.
Frase célebre para guardar, una niña en plena adolescencia, con unos resultados académicos y deportivos muy buenos, te dice que quiere dejar de nadar porque quiere ser una persona normal...me quedé alucinando, pero no le presioné en ningún momento, esa frase ya de por sí da a entender que los nadadores somos diferentes.
-Ok, tranquila, es normal que pienses en eso..., te propongo una cosa, la semana que viene no entrenes, prueba a ser una persona normal durante una semana, no vengas por la piscina, no madrugues, no veas a tus amigos y no te esfuerces, dedícate a hacer lo que una persona normal hace...
Al día siguiente me estaba esperando para darme un abrazo, supongo que esa noche recapacitaría sobre los pros y los contras de este deporte. Y os puede parecer que quizás es demasiado joven para pensar en cosas así, pues no, la natación te hace madurar, te hace ser una persona disciplinada y ordenada, y ese aprendizaje comienza desde el primer día que te metes a una piscina con tu gorro y gafas mal puesto y llorando.
Puede que en edades como la adolescencia las cosas se vean diferentes, pero si te rodeas de buenos amigos y entrenadores que te hacen ver la natación como un estilo de vida, al final, cuando eres un poco más mayor y te paras a pensar...habrá merecido la pena. Seguro.
En el agua todo fluye. Secos, sólo somos arrugas.
ResponderEliminar